37. Alguien llama
— No, no… por favor, Tiara, ya no más, te lo suplico.
Nicholas se despertó preocupado a las tres de la madrugada al escuchar que su joven esposa se quejaba a su lado. Tenía una pesadilla, pero lo que le pareció más inquietante fue que ya había escuchado anteriormente que mencionaba el nombre de su cuñada como si le tuviera miedo.
No comprendía. ¿Por qué Calioppe le tendría miedo a su propia cuñada?
No la despertó, pero sí la tranquilizó acariciando sus mejillas y brazos. Después se recostó y no pudo volver a conciliar el sueño. Se quedó bastante pensativo.
Como a eso de las siete, la despertó con besos en la espalda.
Calioppe movió los párpados, desperezándose de a poco. Esbozó una pequeña sonrisa tras reconocer que no había estado sumergida en un sueño profundo. Era real. Él estaba a su lado.
— Buenos días — escuchó esa voz contra el lóbulo de la oreja.
Su respuesta fue erizarse y darse la vuelta.
— Buenos días — respondió con inocencia.
Él la abrazó de la cintura y escondió