Capítulo 51. Sufran por su culpa
—¿Perdiste las ganas de vivir? —La pregunta de Benedict es una amenaza explícita.
Ana sonríe del otro lado. Sabe que esto la está condenando a muerte, pero de todos modos ya no tiene nada que perder. Vino hasta aquí sabiendo que iría al infierno, pero se llevará a Isabella con ella.
—Voy a matarla, pero la mejor parte será saber que no pudiste hacer nada por impedirlo.
Las carcajadas de la mujer retumban en la pequeña y abandonada vivienda a las afueras de la ciudad.
Isabella está tirada en el suelo mohoso, todavía inconsciente, con las manos y los pies atados. Hay un hombre parado a su lado, mirándola de manera atenta.
—Lo diré solo una vez más, Ana Lupot. Suéltala. Te dejé viva la última vez por respeto a tu padre, pero esta vez no tendrás la misma suerte. Ninguno en tu familia quedará vivo. Tú eliges si es por las buenas o por las malas.
Blas, desde el asiento del conductor, escucha la conversación y avisa a sus hombres que ya saben quién tiene a la esposa del jefe. Todos empie