Esteban llega a casa poco después que Bella, Megan y los mellizos. Bastián y Beatrice corren por el jardín, ríen y juegan entre los arbustos y la fuente, con la despreocupación propia de los niños. Bella está en el quincho junto a una empleada, organizando la barbacoa. Se asegura de que la carne esté marinada, las ensaladas listas y la mesa limpia.
Levanta la vista y ve entrar a su hermano. Lo observa con atención. Está más desaliñado de lo habitual. Tiene el rostro tenso, ojeras marcadas y la barba crecida, como si hubiese pasado varios días sin mirarse al espejo.
Por un instante, Bella piensa que su estado se debe a lo que ocurrió con Benedict y su preocupación por ella, pero luego recuerda lo que Megan le confesó. Entiende que el verdadero motivo d