Capítulo 85. No la mereces
Benedict frunce el ceño al oír la voz temblorosa de su esposa. Isabella apenas puede mantenerse de pie, no obstante, intenta conservar su orgullo. Él ve cómo su cuerpo se tambalea levemente, como si estuviera hecho de cristal a punto de romperse. Sus labios están resecos y entreabiertos, el rubor en su rostro no ha bajado desde que entraron, y, aun así, pretende hacerse la digna.
—Benedict… —murmura Alessia detrás de él, con la voz teñida de incomodidad. No le gusta nada el giro que está tomando la situación que debía favorecerla. Le revuelve el estómago ver cómo la atención de Benedict se centra en Isabella, cómo su mirada se clava solo en ella.
Alessia da un paso, cojeando. Su voz se carga de dramatismo:
—Mi pie... aún me duele. Dijiste que me pondrías una compresa fría… o que, si empeoraba, me llevarías al hospital.
La sonrisa amarga que se dibuja en los labios de Isabella al oírla es casi imperceptible, pero está ahí. Un filo invisible. Ella subió porque no se sentía bien. Pero, e