—Benedict, ¿me oíste? —pregunta Alessia, alzando un poco la voz y tirando de su chaqueta para llamar su atención—. Estoy embarazada. ¿Crees que eso sea causal para no acceder al puesto?

La afirmación queda suspendida unos segundos en el aire. Benedict reacciona, sí, pero no de la manera que Alessia esperaba. Asiente con un movimiento casi imperceptible y desvía la mirada de inmediato, sin emitir palabra. Su atención no está con ella. Está otra vez dirigida a la mesa de Isabella, aunque intenta disimularlo. Alessia lo nota. Su expresión se tensa al ver cómo los ojos de Benedict recorren la sala solo para comprobar que Isabella ya no está en su lugar.

Con rapidez, Alessia busca con la mirada a Nuria. La encuentra sentada entre un grupo de mujeres, y esta le devuelve una sutil señal de asentimiento. Isabella ya se encuentra arriba. Alessia sonríe con satisfacción, al igual que Nuria.

No pierde tiempo. Aprovecha el momento exacto y, con un movimiento medido, se agarra del brazo de Benedic