Capítulo 24

Rato después, apareció Alec, venía con una venda en el brazo. Mi papá le habló en inglés.

―¿Pueden hablar en español? ―No me gustaba no entender lo que decían.

―Perdón, hija, no me di cuenta.

―El francotirador fue reducido ―informó Alec con su español característico―, esperamos que hable para saber quién es su jefe.

―¿Y usted fue herido por salvar mi vida? ¿Le dispararon?

―Solo fue un rasguño, no es nada.

―¿Cómo que no es nada? Pudo morir por mi culpa ―le dije desesperada.

―No fue su culpa, señorita, es mi trabajo. Además, a mí solo me rozaron, a usted la hubiesen asesinado.

―Nunca he entendido eso de que unas vidas sean más importantes que otras.

―Es un trabajo como cualquier otro, estamos preparados para repeler los asaltos, para evadir las balas

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