Capítulo 90 —Así se consiente a la madre de mi hijo.

Narrador:

Desirée no dijo una palabra más. Solo lo miró con esa mezcla de pena y deseo que él conocía demasiado bien. Luego se acercó, lenta, decidida. Lo rodeó con las piernas y se sentó sobre él a horcajadas, sin dejar de mirarlo.

—No digas nada —susurró, y comenzó a besarlo.

Primero en la mejilla, luego en la mandíbula. Le mordió suavemente la oreja, lo lamió apenas por detrás del lóbulo y bajó por su cuello, despacio, con la respiración ya entrecortada. El cuerpo de Cédric reaccionó de inmediato: sus manos se deslizaron por debajo de la camiseta de ella, recorriendo su espalda con las palmas abiertas, firmes, casi con desesperación.

Desirée volvió a su boca y lo besó con todo. No hubo tanteo, no hubo timidez. Sus labios se abrieron contra los de él, buscando profundidad, humedad, roce, entrega. Cédric respondió con la misma urgencia, y entonces sus lenguas se encontraron, primero tímidas, luego más atrevidas, deslizándose, acaric