Capítulo 102 —El Consentimiento
Narrador:
Pasaron solo unos días, pero fueron suficientes para que la salud de Charlotte comenzara a desmoronarse de forma visible. El color se le fue de la piel, las ojeras se marcaron con una sombra violenta, y su cuerpo, siempre tan erguido, tan altivo, empezó a encorvarse como si le pesara el alma.
Una madrugada, mientras intentaba levantarse sola del sofá, se desplomó en el suelo de la mansión. Fue el ama de llaves quien la encontró, aún consciente pero sin fuerzas para levantarse. El personal llamó a emergencias sin dudarlo.
Cuando Cédric llegó a la clínica, Charlotte ya estaba internada en una sala privada. Respiraba con dificultad, pero estaba lúcida. Aun así, se negaba a recibir tratamiento. Había firmado una directiva previa para no ser sometida a más intervenciones. Estaba decidida, estaba lista.
Pero Cédric no lo estaba. La médica de guardia se lo explicó con voz baja, prudente, pero clara.
—Sabemos que la señora Lafay firmó un consentimiento