257. OTRA VEZ
El capitán se había quedado por un momento sin saber que decir y me observaba de una manera muy extraña, como si al recibirlo amablemente se hubiesen ido al traste con todo lo que tenía en mente para decirme o hacer y sin esperar más le dije.
—El día está realmente feo, puedo ofrecerle una habitación en mi casa. Tengo entendido que el cuartel no está habitable debido a la inundación que hubo.
—¿Me está ofreciendo usted que me quede en su casa hasta que esté listo todo? — pregunto incrédulo.
—No solo a usted, tengo un barracón que está muy bien amueblado, que le ofrezco para que albergue a sus guardias, hasta que todo esté listo en el pueblo y su cuartel.
—Vaya, me habían dicho que casi era seguro que se negaría usted a recibirme. Gracias, muchas gracias, será un honor para mí hacerle compañía.
—Pues no se diga más. Dolores, lleva al capitán y colócalo en mi habitación, yo me quedaré en la de mi abuela.
—Oh, no es necesario que haga eso, yo puedo quedarme en alguna otra.
—No es mole