BLAIRLlegamos al hospital y entré en emergencias. Tenía pedacitos de vidrio en el brazo, pero por suerte no tocó ningún vaso importante o vena.En medio de lágrimas, tuve que soportar que me pusieran puntos en el brazo, y para cuando terminó todo y pude irme a casa ya era medianoche. Me pusieron medicina para el dolor y estaba un poco drogada por eso, adormecida, pero estaría bien. Solo, de nuevo, tenía que tomarme un par de días libres..¿Por qué parecía que últimamente solo me pasaban cosas así?No, debía mantenerme positiva.Cuando Dominik vino con la autorización del doctor para irme, Grace ya se había ido a su casa en taxi, y me condujo al auto. Ahí vi mi celular y suspiré.—El abuelo pregunta cómo estoy y pide que vaya a casa.—¿No es un poco tarde para eso? No sé si lo consideres, Isi, pero no siento que ese lugar sea bueno para ti de ahora en más. Esa chiquilla básicamente, bajo la influencia de sustancias o no, buscó hacerte un daño mortal. No es cualquier cosa.Tenía el bra
DOMINIK—La verdad es que pienso que el abuelo está perdiendo a mucha gente querida últimamente.En el auto, las palabras de Blair resonaron preocupadas.—¿Lo dices por lo del señor Green? Lo de él fue… horrible —murmuré y fruncí un poco el ceño.—Sí… al pobre señor lo cortaron todo… la policía está escandalizada, y el abuelo, él se hace el fuerte, pero me preocupa mucho. Va a empeorar de su corazón.—Tranquila… Conrad es un hombre fuerte, aunque es cierto que todo lo que pasó con el señor Green es demasiado escabroso —murmuré y le di una mirada—. Por ahora solo podemos ayudarlo de esta forma y haciéndole compañía. Necesita tiempo.Ella asintió y resopló.Ethan Green era uno de los amigos de Conrad Rymer. Unos días atrás fue encontrado muerto en su estudio, y fue un asesinato. Alguien se metió a su casa, y según la policía no había una aparente causa de muerte, no había disparos, ningún corte antemortem ni nada parecido, tampoco rastros de veneno; sin embargo, como sus miembros fueron
BLAIRLa verdad es que me divertía mucho hablando con Blake y Ryan, más de lo que pensé incluso al conocerlos en Hiraeth. Ambos eran… como un dúo perfecto. Solo hablar con ellos te dabas cuenta de que se complementaban a la perfección, y sabían mucho de los temas del congreso, el cronograma y esas cosas.—Disculpen un momento, tengo que ir al baño.Dom estaba charlando ahora con el abuelo y con el señor Wilson, así que me fui tranquila a vaciar mi vejiga, me lavé las manos y verifiqué que todo estuviera bien, y salí. Por desgracia, apenas dar unos pasos en el pasillo me encontré a una plasta de mierda en forma de hombre con los brazos cruzados. Él me miró de arriba abajo con esa arrogancia de cartón que se gastaba y espetó desdeñoso:—Ahora te codeas en las altas esferas, ¿eh? Puedes decir lo que quieras, pero todo el mundo sabe que me dejaste por conveniencia, solo te vendes al mejor postor.—¿Ya vas a dar lata con esto otra vez? —respondí revirándole los ojos—. De verdad, Benjamin,
BLAIREn los siguientes días, con el abuelo un poco desanimado, me tomé la tarea de cuidar de Ray más en serio: con Dom íbamos a buscarlo de la escuela y salíamos por ahí, y al llegar a casa hacíamos las tareas juntos. Intentaba hablar y jugar con él siempre que el trabajo me lo permitía y, de cierta manera, el ambiente se aligeraba entre nosotros, hasta que Kristen, la castigada umpalumpa, se paseaba con desdén. Tres meses sin mesada y un mes encerrada en casa, teniendo que ayudar a cuidar el jardín, limpiar su cuarto y su baño, no debían ser nada fáciles.A su arresto domiciliario aún le quedaban un par de semanas, y mi brazo ya estaba casi perfecto, aunque la cicatriz seguía ahí, por lo que lo que le pasara me tenía sin cuidado.Ese día en particular llevamos a Ray al cine y luego a cenar. Podía ver que Dom y Ray se llevaban muy bien, y no pude evitar preguntarme si en el futuro los tres podríamos ser una familia. Y sí, asumía que me quedaría con él porque, después de todo, el abue
BLAIRPoco después de que el abuelo se fuera con Celia, Kristen hizo lo propio. Esperó a que Ray se durmiera y que Dom y yo fuésemos a mi cuarto, y se fue como la rata escurridiza que era.El abuelo le había dado el fin de semana libre a los del servicio tras consultarlo conmigo y, salvo el personal de seguridad que custodiaba los límites del terreno de la mansión, solo éramos Ray, Dom y yo.Se sentía bien.Y como estábamos solos, Dom y yo subimos al ático de la casa, que se limpiaba de vez en cuando. Al entrar encontramos cierta acumulación de polvo, pero nada grave.El ático de esta casa se alzaba más o menos con dos metros y medio de alto en su pico más alto, y la gente como Dom y yo debía agacharse en las laterales; sin embargo, todo se veía bien.Había algunos libreros y cajas, pero guie al pelirrojo hacia el fondo, a un armario alejado.—Aquí es donde se guardan las cosas de mi madre. No he venido casi nunca con el pasar de los años. El abuelo apenas me enseñó algunas de sus joy
BLAIRSolo fui al club a distraerme con mi mejor amiga, pero todo acabó en desastre.Ahí estaba, Benjamin Blackburn, empiernado con aquella muchachita rubia que semanas atrás presentó como su nueva subordinada. Los dos se comían las bocas y se metían mano sin importarles que estuvieran en un lugar público, y se lanzaban miraditas cada que se separaban dos centímetros.Eso por sí mismo no sería malo. Indecente, sí, pero no malo; sin embargo, había un problema: Benjamin era mi prometido.—Blair, ¿ese que está ahí no es Ben…?—Sí, es él —espeté con rabia contenida y apreté el vaso que tenía en la mano—. Ese maldito…—Bueno, ¿qué tal si nos que…?Pero, antes de que Grace pudiera decir nada, salí como alma que lleva el diablo, directo hacia el par y, al llegar junto a ellos, agarré a la mujer del pelo y la tiré a un lado con todas mis fuerzas.—¡¿Así que esta es tu «importante reunión» por la que tenías que hacer horas extras, Ben?!El hombre, un rubio delgado, abrió los ojos de par en par
BLAIREl suave sonido del grupo de jazz que tocaba en vivo llenaba todos los espacios de aquel enorme salón, junto a un persistente aroma a canela que no me molestaba, pero tampoco me parecía lo mejor del mundo.—Blair, ¡qué bueno que llegas!Grace se apareció, vestida de punta en blanco, y abrió los ojos de par en par al verme.—Amiga, ¡te ves estupenda! ¡Pareces una princesa! No… ¡Una Reina! Estás regia como una Reina.Sonreí sin poder evitarlo y no lo negué, pues por primera vez en mucho tiempo me sentía como tal, como una Reina en el centro de todas las miradas.Sacudí apenas la oscura falda de mi vestido, que se ceñía en cintura imperio y escote palabra de honor, y sonreí más.—Siento que hoy me veo muy bien.—¡Lo haces! De seguro conquistarás a todos los hombres. Es buen momento para que pesques a uno de los tantos millonarios que tu abuelo invitó el día de hoy. Estoy segura de que les encantarás.Me llené de orgullo y confianza, pero negué con la cabeza, pues no estaba aquí par
BLAIR Kristen siempre fue una maleducada, y se comportaba de la peor forma en los momentos más inoportunos. No perdí de vista a Dominik, y noté cómo frunció el ceño, medio incrédulo y con desprecio, y negó con la cabeza. —No hace falta, señorita Rymer, mi asistente se ocupará de ayudarme; sin embargo, señor Rymer. —Dirigió su atención hacia mi abuelo y le dio una diligente sonrisa antes de continuar—: De verdad agradezco su preocupación. Este le devolvió la sonrisa y asintió. —Entiendo, señor Engel. —No quiero que piense que es un desplante de mi parte; es solo que prefiero ir a los lugares puntuales con uno de mis empleados. —No se preocupe, puedo entenderlo. A veces los hombres de negocios debemos cuidar muy bien nuestra imagen, en especial si se tienen menos de treinta años y un palmarés como el suyo. Al abuelo le brillaban los ojos con una admiración que pocas veces le había visto, lo que me inquietó; sin embargo, como poco tenía que ver yo con ese hombre y la situación, a