Cap. 238: Una esposa fugitiva. Un abogado prohibido.
Cap. 49: Juego peligroso.
La voz al otro lado sonó firme, con tono reservado, casi en clave:
—No puedo decir mucho. Solo escuche. El operativo está en marcha. Vamos a ir por ustedes somos los hombres que envío su hermano.
La llamada se cortó antes de que pudiera responder.
Axel se quedó inmóvil, con el teléfono en la mano y el corazón acelerado por una alarma que ya conocía bien.
Aria lo notó.
—¿Qué pasa?
Él la abrazó más fuerte, besándole la frente como si quisiera protegerla del mundo entero.
—Ya vienen los escoltas que envío Logan, debemos prepararnos.
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En el corazón montañoso de San Pedro del Monte, entre cerros húmedos y casas de adobe que resistían el paso del tiempo, el teléfono viejo de la cocina sonó con insistencia. El timbre seco y repetitivo quebró la quietud de la tarde como una advertencia.
Ignacio Estrada dejó el mazo de leña sobre el suelo, se limpió las manos en el pantalón y levantó el auricular con un gruñido.
—¿Bueno?
—Ignacio —dijo una voz grave, cargada de