Era medianoche en la residencia Carter. Sylvia había estado dibujando el día entero dentro de su habitación.
Ella apenas tenía inspiración sobre qué dibujar y sus herramientas para tallar fueron confiscadas, por lo que aparte de dibujar, no tenía nada que hacer.
Se sentó en el suelo y garabateó lo que sea que estaba en su mente.
Fue hasta que la puerta se abrió y se escucharon los pasos del hombre uniformado.
Sylvia frunció el ceño pero no lo miró. Continuó garabateando en el suelo.
Odell caminó hacia ella y le preguntó: “¿Qué haces?”.
Sylvia eligió permanecer callada.
Odell se acercó a su lado y la vio garabateando un oscuro dibujo.
El dibujo entero era oscuro, dibujado solo con diferentes tonos de negro.
El cielo oscuro, los bosques negros y los cuervos en las ramas, el dibujo entero gritaba de depresión.
Ella estaba garabateando con carboncillo, así que sus manos también se mancharon de negro.
Odell frunció el ceño y dijo en una pesada voz: “Deja de dibujar”.
Sylvia lo i