¡Timbre de la puerta!
Posteriormente, apareció otro mensaje.
—¿Recuerdas las veces que te guie para resolver un cubo de Rubik?
Los ojos de Caprice se iluminaron al reconocerlo.
Podría ser...
Agarró los lados de la caja, girándola hasta que sonó un pitido mecánico.
Una interfaz se materializó en el lado del cubo: una cuadrícula de tres por tres con números del uno al nueve.
Ese fue el alcance de sus señales visuales. No se discernieron pistas sobre la naturaleza de la contraseña.
¿Cómo iba a adivinar la contraseña?
A pesar de devanarse los sesos, Caprice se encontró enviándole mensajes de texto a Liam pidiéndole ayuda.
—Liam, ¿cuál es la contraseña?
La rápida respuesta de Liam fue:
—Ya sabes.
¿Algo que ella supiera?
¿Quizás su cumpleaños?
Al ingresar la fecha de nacimiento de Liam, el cuadro se iluminó en rojo.
Caprice intentó celebrar los cumpleaños de sus padres y hermanos, pero el enigma persistió.
¿Cuál podría ser la contraseña?
Sintiéndose en u