La conducta de Sherry se volvió gélida.
—No tengo hambre.
Dado que John había preparado la cena, ella no tenía ganas de hacerlo.
Dejando a un lado el tenedor, Sherry se acercó a Caprice.
Una atmósfera incómoda los envolvió.
Al observar el acercamiento de Sherry, John frunció el ceño y también dejó a un lado el tenedor y la cuchara.
Caprice se sentó en el sofá con su teléfono. Sin embargo, al ser joven, mirar demasiado fijamente la pantalla podía forzar la vista.
Sentada a su lado, Sherry levantó a Caprice sobre su regazo y le dijo:
—Caprice, lo veré contigo.
Caprice tarareó de acuerdo.
Sherry sostuvo el teléfono, asegurándose de que la chica pudiera apoyarse cómodamente en ella.
Pasaron dos horas. Caprice se fue adormeciendo y poco a poco se fue quedando dormida en los brazos de su madre. Sherry rápidamente la llevó al dormitorio. Al regresar, fue a buscar una caja rosa.
Descubierta al despertar, la caja rosa debe haber sido enviada por John mientras ella d