Eugene no sabía cómo ayudar a Aitana. Durante estos años, habían crecido sentimientos por ella, que eran más que solo un chico hacia su salvadora, pero, no se había atrevido a decirle algo al respecto, porque veía que había problemas no resueltos de su anterior relación.
Unos que le impedían empezar una nueva con él o alguien más. Porque, aun estando en continentes distintos, ella seguía aferrada a un pasado que no le dejaba avanzar. Uno que le impedía tener nuevas experiencias y como ahora, sufrir por quien le había causado daño en el pasado. — Aitana, ¿quieres seguir cómo vas? — pregunta Eugene sentándose al lado de ella. — ¿A qué te refieres exactamente? — pregunta Aitana abrumada por lo que sucede. — En el pasado huiste de él, porque te había amenazado c