LEÓNIDAS
—¿Dónde está mi amor, dónde están?.
¿Es el karma por ser un hombre que no sabe del perdón y vive de la venganza?, me preguntó en la soledad del auto y las calles en las que he dado mil vueltas pero nada, ni la vecindad, ni alrededores, ni en la oficina, ni siquiera en la casa de Rita que ahora se fue despedida por mi mamá pues no toleraba que le sirva a mi mujer con tanto cariño y respeto.
Me siento perdido como jamás me ha sucedido, hace unas horas todo era perfección y felicidad, ahora, mi vida se ha vuelto más sombría y miserable que antes, Luciana no contesta, grite a Santiago, empuje al otro niño y me maldigo por todo lo que pasa y es que cómo diablos se supone que voy a esperar que después de tantos años, algo así me pase, ahora, justo ahora que no necesito un apellido cuando mi proyecto más importante son ellos, las personas que más quiero y no están, por más que busco no están.
—Joder hasta que te encuentro— casi choco cuando veo el auto de Juan Pablo, mi amigo y