—¿Qué haces, Bryce? —exclamó Cornelius
El hombre logró guardar la jeringa sin que lo viera.
—Yo…
—¡Sal de aquí! Ni siquiera tienes ropa médica.
Bryce miró a Vanessa con rabia, salió deprisa.
Cornelius miró a la mujer, sintió pena por verla así.
—Mira en lo que terminaste, Vanessa; al menos me dejarás en paz, al menos que estés aquí, postrada en esta casa, es un alivio para mí, nuestro secreto está a salvo, Lugh no sabrá la verdad, no me odiará, deberías morir, Vanessa, dejarnos en paz para siempre, así Lugh podría ser feliz con Marbella, y con Celestia, haznos el favor, muérete —sentenció y salió de ahí.
Mansión Ackerman.
Cuando Lugh llegó, encontró a su abuela despierta.
—Hijo, ¿cómo está Vanessa? Me enteré de lo que pasó.
Lugh bajó la vista, se veía angustiado.
—Vanessa está en coma.
La abuela se quedó perpleja.
—¡Dios mío! Rezaré mucho por ella, Lugh, lo prometo.
Él le agradeció.
—¿Y Marbella? ¿Se fue a su casa?
La abuela negó.
—Se quedó aquí, debe ser porque vio mu