—¡No le hice nada! Son los nervios de la boda, saben cómo es esto —espetó el hombre
Niall le miró con rabia, se acercó a su oído, murmuro.
—Si le hiciste daño, ahora o mañana, si le causas dolor, te juro que haré que pagues caro el precio de sus lágrimas.
Bryce se giró a mirarlo con una mueca burlona.
—¿Crees que yo le hago daño a la mujer que me ama? Tú has sido el causante de la mayor cantidad de lágrimas que Cory derramó en su vida, ¿olvidas? Es por tu culpa que Cory hizo una dieta tan estricta porque la llamabas cerdo, la llamabas fea, ¿ahora eres un mártir o un salvador? No olvides tu lugar en su vida, ¡eres su peor enemigo!
Niall se quedó sin palabras, dio un paso atrás, se alejó de él, porque Bryce era capaz de meter el dedo en una llaga que seguía sangrante.
Bryce volteó la mirada, miró a Lugh con ojos severos.
—¿Y tú qué? Vamos, dilo, para todos tengo.
Lugh rio.
—¿Para todos tienes veneno? Bryce, ¡despierta! El único alacrán aquí eres tú, el único que no tienen nada q