—¿Firmarás o no, mujer?
Vanessa asintió.
—Firmaré.
Harrison las dirigió a una sala, donde puso los papeles sobre la mesa, y le indicó a la mujer donde firmar.
Las manos de Vanessa temblaron al tomar el bolígrafo, no se detuvo, firmó en cada parte que le indicaron.
Harrison tomó los papeles.
—No quiero trampas, Marbella —sentenció
La mujer negó
—¿Y cuál es ese secreto sobre tu supuesto cómplice que ibas a decirme?
Vanessa esbozó una gran sonrisa.
—Tu enemigo real no soy yo, querida, es quien menos crees, es alguien que ha estado planeando tu ruina desde lejos, y ni siquiera lo has previsto.
—¿Y ese enemigo existe o es una más de tus tantas mentiras, como aquel bebé que fingiste que yo te maté? —exclamó con un gesto de burla en el rostro.
Vanessa le miró con ojos severos.
—Ese enemigo se llama Bryce.
Marbella se quedó perpleja, frunciendo el ceño, había estupor en su rostro.
***
—¡¿Cómo te atreves a acusarme de algo así?! ¡Tú eres quien tuvo una amante, no yo! —exclamó Am