Marina.
Ya estaba en la mesa cuando bajé, con el desayuno servido y un lugar más, el cual supe que era para mí cuando señaló la silla.
Extrañada me acerqué y me senté descubriendo un plato de comida que olía extremadamente delicioso. Muy variado, con mezclas que no sabía que supiera me gustaban. Aunque se lo achaqué a que fue mera casualidad.
__ Hoy iremos al club. - avisó y asentí. No me gustaba, pero era mi deber, fue lo que acepté en el contrato. - Hay un rumor en ese lugar al que no quiero que le prestes atención.
__ ¿Que rumor? - vi mi celular con un mensaje de Víctor a quien me encontré en ese lugar al llegar de nuevo.
Gruñó algo inteligible que ignoré porque de seguro no era para o por mí.
__ Cuando termines iremos en el mismo auto, iré a dejarte a la universidad. - suspiró siguiendo con su desayuno. Fruncí las cejas.
__ ¿Cual es la razón para hacer eso? No le veo necesidad con...
__ Eres mi esposa ¿no? Cargas un anillo que dice eres mía...mi esposa. - corrigió. - De seguro te