Pedro y Rita estaban en la cocina preparando el guiso de las quesadillas. Rita la vio primero.
—¡Amelia!— Pedro estaba en una banca, su silla de ruedas la había dejado a ul lado de la cocina.
—Hijita mía!
—Papá! —Los ojos se le aguaron, Rita le dijo:
—Y cómo hiciste para venir? nos dijiste el otro día que no te dejaban días libres.
—Hoy mis jefes se llevaron a la niña y me dieron permiso un par de horas.
Ella se acercó y abrazó a Pedro, después a su tía. Amelia le había dicho a su familia que su trabajo era de niñera a tiempo completo por varios meses.
—Voy a prepararte unas quesadillas de las que te gustan. —Dijo la tía Rita, Pedro le tocó la barriga.
—Mi nietecito está creciendo!
—Si papá.
Un auto de color gris se habí