Las chicas me hacen parte de rituales para que la mujer que no hacia ese tipo de tonterías vuelva e incluso, después de eso, oran y colocan alabanzas asegurando que si los ritos extraños no ayudaban, que al menos con Dios si lograrían algo.
Es por eso, que la noche llega y yo estoy en una habitación con ambiente celestial, porque las alabanzas y la concentración de las chicas hacen que uno se sienta en otro lugar, en uno más calmado y espiritual.— Creo que ya es suficiente. — susurro cuando el agotamiento me invade.— No sé si sea suficiente, con todo lo que nos has contado, estás bastante aferrada a un pensamiento que realmente no te va a ayudar.— Además de eso, Day, ¿realmente quieres divorciarte de Ryan? — pregunta Hanna y yo desearía tener a la mujer que solo hablaba de los chicos con los que se besaría o a donde iría a tomar.