Capítulo 8 - Solo eran novios
—Adelina, fíjate nada más cómo te trata Eulalia, y tú… —Nicanor miraba incrédulo a Adelina

—¡Lárguense! ¡No quiero verlos! —exclamó Adelina, que hasta ese momento comprendía la imagen que Nicanor tenía de ella.

—Adelina, no seas así. Pase lo que pase, seguimos siendo familia —intervino Eulalia con tono doliente—. ¿No sabes lo furioso que está el abuelo al enterarse de esto? Él no quiere que nos peleemos por una pequeñez así. Adelina, el abuelo siempre te ha querido mucho, lo sabes muy bien. Ahora, por favor, regresa a casa con nosotros. No querrás que él sufra por este asunto, ¿verdad?

Al escuchar eso, Adelina sintió una tristeza aún más profunda.

—¿El abuelo? ¿Recién ahora recuerdas que el abuelo podría sentirse herido? Si lo sabías, ¿por qué hiciste algo así? Eulalia, tenías muy claro que Nicanor era mi novio, ¿y aun así te atreviste a meterte con él? ¿Por qué entonces no pensaste en el abuelo y en su dolor?

Adelina miró a su hermana con el corazón helado.

—Eulalia, ¿no crees que estás siendo demasiado egoísta?

—Adelina, te lo suplico, seamos razonables —Eulalia trató de hacerse la víctima—. Tú misma lo dijiste, Nicanor sólo era tu novio. No estaban comprometidos, ni mucho menos casados. Si ahora Nicanor y yo estamos juntos, ¿no es algo perfectamente normal?

—¿Qué has dicho? —Adelina no podía creer lo que oía—. ¿Así que, según tú, está bien que me quitaras el novio, sólo porque no estábamos casados?

—No es lo que piensas, Adelina. Simplemente… no pudimos evitarlo —dijo Eulalia, tomando la mano de Adelina como cuando eran niñas y ella buscaba su protección—. Adelina, sabes bien cómo es el temperamento del abuelo. Él dijo que si no vuelves a casa, no aprobará mi matrimonio con Nicanor. Por favor, vuelve conmigo, regresa y dile al abuelo que tú en realidad no quieres a Nicanor. ¿Sí?

—¡Ya basta! Me dan asco —Adelina estaba conmocionada. Jamás imaginó que, incluso ahora, Eulalia seguiría sin soltarla—. No voy a regresar. Lo que ustedes dos hagan no me incumbe. ¡Y ahora, por favor, lárguense!

Adelina sacudió la mano de Eulalia y, con gesto decidido, sacó las llaves de su bolso para abrir la puerta. Sin embargo, Nicanor reaccionó más rápido y sujetó el picaporte antes de que ella pudiera cerrarles el paso. La miró desconcertado.

—Adelina, ¿no podemos terminar esto de buena manera? ¿Por qué insistes en dejar tan mala imagen de ti misma ante mis ojos? —preguntó Nicanor, con el tono dolido de alguien que se cree la víctima de una gran injusticia—. No creas que debes sentirte agraviada. Entre tú y yo no había ningún compromiso formal. Que ahora esté con Eulalia no perjudica a nadie. Ella es tu hermana, ¿por qué no puedes pensar un poco en su felicidad?

El pecho de Adelina se oprimió con un dolor imposible de describir. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero se mordió la lengua para no romper en llanto. Mantuvo la mirada fija en Nicanor, incrédula ante su actitud. Las promesas pasadas todavía resonaban en su memoria, pero él ahora las pisoteaba sin piedad.

—Nicanor —murmuró, esforzándose por mantener la voz firme—, pon la mano en tu corazón y dime, ¿qué he hecho mal? ¿En qué he fallado para merecer este trato? Fuiste tú quien me buscó primero, quien juró no traicionarme jamás. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde entonces? Ahora me pides que piense en Eulalia, ¿pero qué hay de mí? ¿Alguna vez consideraron lo que yo siento?

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP