Mis manos temblaban de los nervios, me acerqué a Emma, no tenía otra opción más que presenciar todo, de todas maneras ya le había dicho que tenía algo que decirle.
-Por cierto, ¿qué era lo que me ibas a decir?
Me preguntó mientras se sentaba en la cama con la caja sobre las piernas, parecía que el enojo se había disipado y me alegraba, no me gustaba que estuviéramos peleadas, siempre que lo hacíamos era mi culpa y Emma daba miedo cuando se enojaba.
Tragué saliva.
-Yo...
Yo...
-Espera, iré al estudio por unas tijeras.
Se levantó y fue por las tijeras, mi corazón se me iba a salir de su lugar.
Volvió con las tijeras y comenzó a cortar la cinta que sellaba la caja.
-Entonces dime Amme.
¿Qué es lo que me ibas a decir?
¡Rinng!
El timbre del teléfono de Emma sonó y contestó, yo solté el aire que estaba conteniendo, qué estrés.
*
-¿Hola?
-Hola mi amor.
Me llegó una notificación de que has recibido un paquete.
-Adam, si. Pero como...
-Fue una compra que hice por la mañana durante mi paseo c