A Margarita se le apretó el pecho.
—Usted no perdió su matrimonio —le dijo sincera y dulce—. Él la perdió a usted —susurró y se rieron hasta que Paula apareció por la puerta con una radiante sonrisa.
—¡Amiga! —le gritó feliz y corrió para encontrarse con ella.
Se abrazaron con cuidado y caminaron por la casa sin dejar de abrazarse una al a otra.
Paula guio a su amiga hasta los exteriores del fundo, y cuando tuvieron privacidad, la mujer le reveló algo que comenzaba a preocuparse.
—No quiero preocuparte ahora de que estarás fuera del país un par de semanas, pero estoy segura de que Kun debe regresar a China por sus hermanas y que July quiere ir con &e