La esencia del diamante
La esencia del diamante
Por: Lorena G Muñoz
Prólogo

Llegó el día del bautizo de Mariano Junior Ricci, un niño que ya tenía tres meses de nacimiento y Carlotta quería bautizarle, aunque Giovanni no fuera creyente, lo hizo por Carlotta. La familia y amigos estaban en la iglesia, esperando a los padres y a los padrinos. Estaban emocionados y felices porque el pequeño bambino crecía fuertes y cada día se parecía más a Giovanni.

El padre de Carlotta por fin había aceptado a Giovanni y cada vez que podían, iban a verles. El pequeño Mariano, llevaba puesto un pequeño traje color blanco y lazos azules, sus ojos azules y cabello moreno. Era un niño muy bonito era la misma imagen de su padre, aunque siendo pequeño podría cambiar.

La ceremonia había comenzado, Mariano tenía a su sobrino en brazos, Carina estaba a su lado, Giovanni y Carlotta estaban cada uno a un lado de los padrinos. El cura empezó hablar y todos observaban al padre.

Poco después el padre le dijo a Mariano que inclinará un poco al pequeño para bautizarle, Mariano así lo hizo y el cura empezó a bautizar al pequeño Mariano.

Cuando acabaron, todos de fueron al comer donde todos habían preparado todo, se irían a la mansión de los Ricci.

—Aquí tenemos al próximo líder de la Cosa Nostra. —dijo Enzo a Giovanni.

—Deja de decirlo, ¿ni en el bautizo de mi hijo, me dejas en paz? —exclamó Giovanni, Carlotta rió.

—Tienes que admitir, que Enzo en un genio tocando los huevos. —dijo Carlotta con burla.

—Eso no te lo discuto, sabe cómo tocarme los huevos. —Enzo se rió

—¿Cómo llevas eso de ser padre? — preguntó Franco.

—Bien en parte, claro quita eso de levantarte de madrugada cada tres horas. —respondió Giovanni. —Pero por lo demás, de maravilla.

—¿Y la cuarentena? —volvió a preguntar. —Sé que las mujeres una vez que dan a luz tienen que estar un mes sin sexo.

—Eso lo pasé fatal, me aliviaba de otras forma, y no me preguntes cómo. —dijo Giovanni.

—Ya me imagino a Giovanni, aliviandose a pajas. —se carcajeó Enzo.

—Pobre... —se burló Orlando. —Ya eres padre y tienes una familia.

—Si, la familia Ricci va creciendo. — dijo orgulloso el italiano.

—Bueno chicos, yo os dejo con vuestras conversaciones sexuales. —dijo Carlotta levantándose de la silla. 

Su hijo lo tenía Carina jugando en los jardines, el futuro de su hijo ya estaba escrito y no se podía remediar.

Cuando Carlotta se acercó a Carina la saludo, Estefanía se unió a ellas y justas estaban con el bebé.

—No puedo creer como ha pasado el tiempo. —dijo Carina.

—Dímelo a mi, hace nada lo tenía en mi vientre y ahora ya está aquí. —dijo feliz Carlotta.

Un hombre se acercó a ellas y dio la enhorabuena a Carlotta y luego miraba a Carina con deseo, algo que a la morena le hizo sentirse incómoda. Mariano y Giovanni y los demás se dieron cuenta de que un hombre hablaba con ellas, los celos de ellos, se hicieron presentes.

Carina de un momento a otro desapareció, y Mariano la buscaba por toda la casa, hasta que escuchó unas voces.

—¿Ya me has olvidado?— preguntó él hombre.

—Si, hace mucho, amo a mi esposo. — respondió ella, mientras Mariano escuchaba detrás de la puerta.

—Tú deberías haber sido mi esposa. — exclamó el hombre.

—Pues yo me casé con Mariano, ese hombre es mi vida entera, con el que me casé y soy muy, muy feliz. —dijo ella intentando salir del despacho.

—Escúchame, Carina, haré que te vuelvas a enamorar de mi. — Carina rió sin gracia.

—Te estás equivocando de mujer, no sabes quién es mi marido y te aviso que antes de que hagas nada tomes la mejor decisión y esa es dejarme en paz, si no quieres setenciar tu muerte. — ella iba salir pero el hombre, la cogió con fuerza, intentado besarla, ella gritaba que la dejara en paz, pero Mariano entró y miró con furia al hombre.

—Deja a mi esposa en paz, si no quieres que te mate. — dijo Mariano con los dientes apretados.

—No te tengo miedo, Ricci. — habló el hombre con mucha confianza.

—Deberías, ya que no sabes quien soy. — exclamó. —Te daré una pista, soy el diamante.

El hombre abrió sus ojos como platos, ya sabía quién era, sabían que era uno de los líderes de la Cosa Nostra. 

—Lo siento, yo... — no terminó, Mariano ya le había disparado en la frente, donde el cuerpo de ese hombre cayó al suelo.

Mariano miró a su esposa con cierto enojo, ella sabía que iba a venir una discusión.

—Mariano... —el italiano levantó la mano para que se callara 

—No quiero escucharte, ese hombre era tu ex y aparece aquí sin ser invitado. Te callaste en vez de decirme. —salió de allí dejando a Carina desconsolada, tenía que aclararle todo y que era un mal entendido. Pero no sabía que él había escuchado la conversación.

Mariano se dirigió a uno de sus escoltas.

—Hay un cuerpo en el despacho, sacadlo sin que nadie se dé cuenta. — el escolta asintió y Mariano salió de la mansión. Necesitaba pensar fuera de la casa.

Hoy era un día para estar feliz y tranquilos, hoy era el bautizo de su sobrino y todo se fue a la m****a.

Se montó en su auto, y salió de allí, estaba lleno de rabia, no debería enfadarse con Carina, ella le había dejado todo claro, pero los celos y la impotencia le cegaron.

Corría a gran velocidad por las carreteras de Sicilia, la noche había caído y solo alumbraba las farolas y las luces de los autos.

Conducía con una sola mano mientras la otra estaba apoyada en la puerta con la mano en la cabeza. 

No se dio cuenta cuando un auto venía de su lado, el coche pitaba pero Mariano no escuchaba nada, estaba sumergido en sus pensamientos. Cuando se dio Cuenta fue demasiado tarde, el coche le dio, haciendo que su auto, diera 4 vueltas. 

Su coche estaba boca abajo Mariano estaba inconsciente con su cabezas ensangrentada. Las personas le intentaba ayudar y otros llamaron a emergencias 

30 minutos después un ambulancia llegó. Intentando sacar a Mariano, tuvieron que llamar a los bomberos para que lo sacarán de ahí.

—Emergencias: Un hombre de unos 35 años, 1,80 de altura. Está gravemente herido, sus signos vitales son demasiado bajos, su pulso es demasiado lento. Vientre perforado y un golpe en la cabeza que no para de sangrar. Necesitamos ayuda de inmediato...

**************

En el hospital, donde Giovanni y Carina esperaban ansiosos que les dijeran cómo estaba Mariano. El italiano estaba siendo operado, estaba demasiado mal y casi sin pulso.

Carina se sentía culpable, Mariano vio lo que no era y tenía miedo de que Mariano la dejará o la pidiera el divorcio. Carina amaba a su esposo más que a la vida misma, y verle dónde estaba por un accidente de tráfico le partía el corazón en mil pedazos.

El doctor apareció frente de ellos y Giovanni y Carina se levantaron.

—¿Cómo está mi hermano, doctor? — preguntó Giovanni, el doctor les miró y quería encontrar las mejores palabras.

—Bueno, el señor Ricci, vino aquí muy débil, la operación no fue nada, solo tuvimos que parar la hemorragia de su cabeza y vientre. —explicó el médico. —Lo que sí, es que el señor Ricci, tiene una parte de su cerebro inflamada. Aún no sabemos que pueden tener estás consecuencias, tendríamos que esperar a que despierte de la anestesia.

—¿Qué consecuencias? ¿A qué se refiere, doctor? —preguntó la morena.

—Hay varios tipos que puede pasar con una inflamación de cerebro. Puede ser cosas leves o graves... Por ejemplo: el coma, la ceguera, amnesia e incluso la muerte. —Carina soltó un sollozo de su garganta, Giovanni la abrazó dándole apoyo.

—¿Podemos verle? —el médico negó.

—Les recomiendo que sea cuando despierte, ahora está con la anestesia. — Giovanni asintió. —Bueno, señores, yo tengo otro paciente, en cuanto sepa algo os avisaré.

El médico se alejó de ellos, Giovanni sentó a su cuñada en la sillas para que se tranquilizara.

El móvil de Giovanni empezó a sonar, lo saco de su pantalón y vio que era Carlotta.

—Hola, amore. — habló Giovanni al cogerlo.

—Hola, vida. ¿Cómo ha salido todo? — preguntó preocupada por su cuñado.

—Hace nada salió de la operación, el médico dice que tiene una parte de su cerebro inflamada. — le explicó.

—!Dios mío! No lo puedo creer, este día debería haber sido feliz y alegre.

—Lo sé, pero parece que las desgracias están siempre con nosotros. —exclamó Giovanni.

—No digas eso, cariño, cualquier cosa avísame. 

—Claro que sí. ¿Cómo está mi campeón? — preguntó por su hijo.

—El pequeño ya está dormido. —Giovanni sonrió. —Te quiero, volved pronto.

—Yo también te quiero. — colgó.

Giovanni volvió a guardar su teléfono en el pantalón y se sentó al lado de su cuñada.

Ella apoyo su cabeza en el hombro de Giovanni. Ambos esperaban para ver a Mariano y saber cómo salió todo.

Las horas habían pasado, y ya eran las dos de la mañana y no tenían noticias de su hermano.

Carina se había quedado dormida en el hombro de Giovanni y él, solo miraba un punto fijo de la sala de espera. 

El doctor volvió hasta donde estaban ellos 

—El señor Ricci acaba de despertar, podéis verle pero solo 5 minutos y per favore, no le alteren. —ellos asintieron y fueron hasta la habitación donde estaba Mariano.

Giovanni giró el pomo y abrió la puerta, al entrar vio a su hermano, boca arriba, con una venda en su cabeza, con cables mostrando sus signos vitales, él tenía sus ojos abiertos.

El Italiano al escuchar la puerta abrirse, miró hacia esa dirección. Vio la figura de un hombre y una mujer hermosa.

—Hola, Mariano. —saludó Giovanni, su hermano le miraba sin ninguna expresión.

—¿Cómo estás? —preguntó Carina y este miró hacia la mujer. 

—¿Quienes sois? —el tiempo se detuvo para ellos, Carina dejó salir sus lagrimas y Giovanni estaba impresionado.

—Mariano, yo soy Giovanni tu hermano y ella es Carina tú...

—Una amiga de la familia. —lo interrumpió ella, no quería decirle la verdad por su salud.

La puerta fue abierta de nuevo y por ella entró el doctor.

—¿Como se encuentra, señor Ricci?— preguntó el médico acercándose a él.

—Como si me hubiera pisado un camión. —respondió Mariano.

—Eso es normal. —el médico vio a la morena con lágrimas y no sabía el motivo. —¿Está todo bien?

—Doctor, me gustaría hablar con usted fuera. —el médico siguió a Giovanni dejando a Carina con su esposo. Una vez fuera a solas. —Doctor, mi hermano no nos recuerda.

El doctor sabía que podría ocurrir esto.

—Como le dije, su cerebro está inflamado, el señor Ricci tiene amnesia temporal, pero no es preocupante si no le alternamos. Su amnesia es leve, él tendrá recuerdos fugaces e incluso sueños, tendrá dolores de cabeza muy fuertes y es normal, ya que él estará empezando a recordar cosas. No le digan nada, él solo irá recordando, le recetare unas pastillas. —Giovanni asintió.

—¿Qué pasa cuando él vaya recordándo? —preguntó Giovanni.

—Poco a poco, seguirá siendo el mismo, tienen que tener paciencia. —les aconsejó el doctor.

—Grazie, doctor. — agradeció el italiano.

Giovanni volvió a la habitación y Carina estaba hablando con su esposo, aunque él no la recordara algo en su interior le decia que ella decía la verdad.

************

Cuando acabaron, Giovanni y Carina volvieron a la mansión. Giovanni se encerró en su cuarto con su bella italiana y Carina en la habitación que compartía con su esposo.

Ella se desnudó y se metió en la ducha para calmar su nerviosismo. Todo había cambiado, todo era felicidad, amor y ahora todo era extraño y doloroso.

Echaba de menos a su esposo, cuando la dijo que quien era, su corazón se hundió.

Cuando terminó de ducharse, cogió una camiseta de Mariano y de echó en la cama.

«Como cambia la vida, ahora estamos con dolores de pecho. Mi esposo, mi bello esposo, está en un hospital sólo y sin recordar.» pensó ella.

Poco a poco, Carina fue cayendo en su sueño dejándose llevar por su sueño.

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