01: atracción

Había pasado un mes, al fin a Mariano le dieron el alta, aún no recordaba nada, tenía sueños. Sobre una mujer que estaba vestida de blanco y él la esperaba en el altar, pero cada vez que iba a ver su cara, se despertaba. No entendía nada, seguía confuso, no sabía el significado de ese sueño, pero tampoco le daba mucha importancia.

Junto a su hermano, llegó a su casa, donde él se sentía extraño, pero a la vez como en casa. Cuando vio a Carina algo en su interior le decía "acércate ella, te extraña" pero su cabeza le decía "vuelve a ser el de antes." Era un cúmulo de cosas en su interior, un zoológico, el corazón y la cabeza no se ponían de acuerdo.

Cuando entró en la mansión, lo primero que vio fue a una mujer castaña, sentada en el sofá, mirando con una sonrisa a alguien. Mariano siguió la mirada de ella y vio a un bebé tumbado en la alfombra del salón jugando con un juguete.

Sonrió al ver al pequeño, era idéntico a su hermano pequeño. Carlotta al verle, se emocionó. Se levantó del sofá y corrió hasta él, lo abrazó con mucha alegría, pero Mariano estaba confuso.

—No sabes lo feliz que estoy, de que estés aquí. —dijo su cuñada con lágrimas

—Grazie, pero no te recuerdo, cara. — dijo él con pesar, ella pudo ver la tristeza en sus ojos.

—Lo siento, fue un impulso. — se disculpó.

—No te preocupes. —dijo con una sonrisa. —¿Es mi sobrino? —preguntó mirando al bebé.

—Si. —respondió ella. —Ven, te lo presento.

Carlotta le cogió de la mano, fue hasta donde estaba el pequeño Mariano y

lo cogió en brazos.

—Él es tu sobrino, Mariano Junior. —eso hizo que Mariano arrugara su ceño. —Le puse tu nombre, por todo el apoyo que me diste.

Mariano cogió al niño en sus brazos y sintió un orgullo enorme. Y de repente algo le vino a la cabeza.

—"Bueno... Giovanni y yo, ya sabemos el sexo del bebé, así que decidí el nombre para él. Esa persona me apoyó desde el principio sin conocerme de nada. Me apoyó y me cuidó de todos. Con esto quiero decir que mi hijo se llamará: M.J.R. Mariano Junior Ricci.”

Carlotta vio que su cuñado se había quedado pensativo y se preocupó.

—Mariano, ¿Estás bien? —preguntó preocupada, él la miró y sonrió.

—Si, perdona me perdí en mis pensamientos. — ella asintió.

Mariano le dió de nuevo al niño, escucharon unos pasos acercándose a ellos y vieron la figura de Giovanni.

—Ya se conocen. —dijo Giovanni acercándose a Carlotta y dándole un beso.

—Ya nos conocíamos, pero si. — respondió ella.

—Yo voy a enseñarle su habitación, ¿Dónde está Carina? —preguntó por su cuñada, Mariano sintió un cosquilleo al escuchar el nombre de aquélla mujer.

—Salió con Estefanía. —habló su prometida.

Giovanni junto a su hermano fueron hasta la habitación de Mariano, donde él dormía con su esposa, Pero Carina había sacado todas sus cosas de la habitación para que él no se diera cuenta.

Cuando entraron a la habitación, una aroma, una fragancia femenina, entró por sus fosas nasales. Él no entendía nada, de el porqué su habitación olía a mujer. Mariano miró a su alrededor y todo estaba bien.

—Esta es tu habitación. —habló Giovanni.

—¿Por qué huele a mujer? —Giovanni se paralizó, sabía que está mentira pronto se iría a la m****a.

—Tal vez las empleadas al hacer la habitación, dejaron aquí su aroma. — mintió, Mariano solo asintió.

—Me acostaré un poco, regresa con tu mujer e hijo. —dijo Mariano, Giovanni se sentía mal, por cómo estaba su hermano.

—Vale, cualquier cosa llámame. — su hermano asintio.

Cuando Giovanni salió de la habitación, Mariano se dejó caer en el borde de la cama, sentado mirando hacia la ventana. Se sentía impotente, el no recodar nada, era como si su cerebro no tuviera un pasado. Esos sueños extraños, la casa la sentía desconocida, a las personas que eran amigos y familia, lo sentían como completos desconocidos y ella, esa mujer morena, esa chica de sonrisa noble, de esa mirada cristalina. "Carina" «Esa mujer es la mujer más hermosa que mis ojos hayan podido ver.» pensó él

Mariano se echó hacia atrás dejando caer su cuerpo en la cama, mirando hacia el techo y sin darse cuenta, cayó dormido.

***********

Carina había llegado a casa, después de ver a sus padres y estar con ellos un rato, tenía que volver. Ella sabía que Mariano ya había regresado a casa, pero había un problema. Ella dormiría sin él después de tantos años, compartiendo cama y vida juntos. A ella le partía el alma, que él no la recordará, que no la besará, la abrazara o la hiciera el amor. Eso era muy duro para ella, verle by no poder decirle. "Ciao amore" tenía que callar y seguir adelante, esperar que él poco a poco recuperará la memoria.

Metida en su habitación, una habitación de invitados, ya que no podía dormir con él. Sentada en la cama y dejándose llevar por las lágrimas, desahogandose.

Dos toques en la puerta, ella limpió sus lágrimas y por ella entró Carlotta y Estefanía, Carlotta tenía a su bebé en brazos.

—Venimos a ver a mi tía hermosa. —dijo Carlota con voz bebé y la morena sonrió.

—Ciao, bambino. — saludó Carina al pequeño, cogiéndolo entre sus brazos.

—¿Estabas llorando? — preguntó Estefanía.

—Le extrañó tanto, es como si me hubieran sacado un trozo de mi ser. — respondió Carina.

—¿Carina por qué no le dijiste la verdad en el hospital? — preguntó está vez Carlotta.

—Por miedo, el doctor dijo que no era bueno que se llevará emociones fuertes, solo pensé en él. —dijo la italiana con pesar.

—Eso lo entendemos, Carina, pero mira ahora, ambos separados y sin poder estar juntos. — exclamó Estefanía.

—No saben cuántas veces he querido ir y abrazarle, decirle. "Mariano te amo, soy tu esposa y te extraño" —sus lagrimas se hicieron presentes.

—Tengo una ideas, ¿Por qué no le enamoras? —preguntó Carlotta con una sonrisa.

—¿Cómo? — dijo confusa la morena.

—Como lo hiciste la primera vez. — dijo obvia Carlotta. —Acércate a él.

—Él irá recordando. —siseó.

—Si, pero también me ha dicho Giovanni que él era un mujeriego, ¿Quieres que Mariano te sea infiel? — Carina negó. —Entonces enamóralo.

La chicas después de su conversación, Carina, salió de su habitación para irse al jardín de la piscina, necesitaba estar sola y pensar en lo que le dijo Carlotta.

Era cierto que Mariano antes era un mujeriego, un hombre que se pasaba la vida de mujer en mujer, como era Giovanni. Pero cuando la conoció, él cambio por ella, se enamoró de ella y Carina se convirtió en la joya más preciada de él.

Se tumbó en el maca que había frente a la piscina y empezó mirar el agua. Sus lágrimas caían, y le vino los recuerdos del día que lo conoció.

Flash back:

Ella iba al club junto a dos amigas, iba vestida con un vestido corto color salmón ajustado a su cuerpo, marcando sus curvas. Unos zapatos negros de aguja.

Entró al club junto a sus amigas y la música se hizo presente, la gente bailaba y bebía. Las tres chicas caminaban hasta la barra, se sentaron y le pidieron al chico, tres Jagger con Red Bulls.

Carina era una chica noble y alegre, desde que rompió con su chico, no volvió a tocar a uno, ella le había pillado con otra en la cama y juró no volverse a enamorar.

Las horas pasaban y ellas ya estaban algo borrachas. Carina sintió que un chico se acercaba a ella, era castaño, claros y alto, ella podría jurar que no había un hombres más bello en esta tierra.

—Ciao, Bella signora. — la voz ronca de ese hombre la hizo temblar, pero no de miedo, si no de excitación. —Me llamo Mariano Ricci ¿Y, tú?

—Carina D'Alessio. — Dijo ella voz algo alcoholizada. —Tú belleza debe ser un crimen para este mundo.

—Eso lo debería de decir yo, amore. — dijo el con una sonrisa.

—¿Vienes mucho por aquí? —preguntó interesada.

—Este local es de un amigo mío. —respondió él. —Y si, vengo mucho. Espero volver a verte, Carina.

—Eso espero. —dijo coqueta.

—La próximas copas que beban estás chicas las pago yo. — le dijo al chico y este asintió. —Nos vemos.

Ella se quedó perpleja ante la belleza de Mariano, pero el alcohol la hizo decir locuras.

Fin de flash back.

Aún recordaba ese día como si fuera sido ayer, ella no pasaba de llorar ante aquellos recuerdos tan hermosos. Y ahora el dolor, la agonía que sentía en su pecho, el no poder respirar, la asfixiaba. Ese dolor clavado el su alma al saber que puede que lo pierda, tal vez Carlotta tendría razón, tendría que volver a enamorar a ese hombre como lo hizo la primera vez.

Mariano se había despertado y salió de la habitación, bajó las escaleras y todo estaba en silencio, miró hacia los jardines y vio la figura de aquella mujer del hospital. Caminó hasta los jardines y la vio con lágrimas en sus hermosos ojos.

«Ningún ángel debería llorar.» pensó Mariano.

—¿Está bien? —la voz de Mariano, a ella la asustó, limpió sus lágrimas y le sonrío forzada.

—Si, estoy bien. —mintió.

—Cuando alguien llora, no es porque éste bien. — sentenció él. —No nos conocemos, pero si quieres hablar aquí estoy.

Eso estremeció a Carina, saber que su esposo estaba cerca de ella, queriendo escucharla, pero sabía que en su cerebro no sabía quién era ella.

—¿Alguna vez al dicho o hecho algo para ayudar a la otra persona para que no le pase nada? — preguntó ella.

—No sabría decirte, ahora mismo mi cerebro está en blanco, como un cuaderno nuevo. —dijo él. —Pero podría hacerlo. ¿Está casada?. — «Si, contigo.» pensó ella.

—Si, con el hombre más tierno y fiel que haya conocido. —por una extraña sensación, a él le molestó que estuviera casada, sin saber que él era el esposo.

—¿Y por qué no está aquí? — preguntó curioso.

—Está, pero no está. — Mariano arrugó su ceño sin entender. —Está presente, pero su cabeza no.

—Carina ¿Ese era tu nombre? — ella asintió. —Jamás, pero jamás llores por un hombre, eres hermosa y a la vista está.

—Tengo que llorar porque él, no me hizo daño. —le defendió. —Lloro porque quiero abrazarle, besarle y decírle cuanto le amo.

Realmente se lo estaba diciendo pero él no lo recuerda así que era le mejor forma de decírselo.

—Pues llámale y díselo. —ella sonrió. «Te lo acabo de decír, amore.» pensó ella mirándole a los ojos.

Ellos se miraban con intensidad única, Carina poco a poco se iba acercando, estaban tan juntos que ellos sintieron una sensación magnífica en su interior. Mariano pasó su mano por la mejilla de ella y chocó sus labios con los de ella, Carina se dejó llevar, necesitaba esos labios, tocarle y amarle. Tantas veces queriendo besarle por fin lo pudo hacer, aunque no de la manera que ella quería, pero que importa, al fin al cabo lo besó. Mariano se separó de ella y quiso recuperar un poco el aire que le faltaba.

—Lo siento, no debí hacerlo, tu estás casada. —eso rompió el corazón de la morena.

—Si supieras quien es mi marido. — susurró ella, pero él lo pudo escuchar.

—¿Lo conozco? — preguntó.

—Más de lo que te imaginas. —él sonrió

«¿Podría ser ella la mujer de mis sueños?» se preguntó él mismo.

—Yo me tengo que ir, quiero hablar con mí hermano. — se excusó y ella asintió.

Mariano se alejó de los jardines, dejando a su esposa con una sonrisa, ella pudo sentir sus labios de nuevo después de un mes.

Pero ella siempre se preguntaba "¿Podrá serme infiel?" "¿Se iría con otra?" "¿Dejará de amarme"? Ella temía que él la olvidara, que se enamorara de otra. Ella se echaba la culpa por no decirle que eran marido y mujer. Pero solo pensó en el bien estar de él, no sabía su decirle que eran esposos le perjudicaría, solo pensó en él y talvez podría ser mala idea en no haberle dicho la verdad.

Carlotta a apareció en el jardín con su hijo de 4 meses en sus brazos, cuando vio a Carina con una sonrisa la pareció extraño.

—Ciao, Carina. — saludó de nuevo Carlotta. —¿Y esa sonrisa?

—Tal vez pueda recuperarlo. — Carlotta sabía a qué se refería. —Me besó.

—¿Ves? Te lo dije. — la abrazó. —Acércate más a él, se su amiga.

—Él sabe que estoy casada, pero no sabe con quién. —Carlotta sonrió.

—¿Cómo se tomará día qué recupere la memoria, qué tú eres su esposa? — dijo pensativa.

—Espero que bien. —siseó la morena.

—Poco a poco, él volverá a ser el de antes. — la animó.

La noche llegó y Carina estaba en el salón, frente a la chimenea. El otoño había llegado, no hacía tanto frío pero tampoco para ir el bikini.

Mariano, tampoco podía dormir, bajó a la cocina a beber agua y se encontró a Carina, leyendo frente a la chimenea, se volvió acercar y se acercó a su oído

—Me tienes loco. — a ella se le erizó la piel al sentir su respiración en su oigo. —Deberías ser una mujer prohibida para mí, pero las ganas de hacerte mía, pueden más.

Ella se giró y dejó el libro en el sofá, de levantó y se acercó a los labios de él, a poco centímetros de su boca.

—¿Quién te lo impide? —preguntó con coquetería.

Talvez él pueda estar recordando, pero ella iba a enamorarlo.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo