Sarah Bodremon
Respiro profundo tres veces antes de ir a la oficina de mi jefe. Debo llevarle unos documentos que necesito firmados y sellados para enviarlos a la embajada. Me he tomado todo el café de la oficina y aún tengo un dolor de cabeza de los mil demonios. Tendré que ir al área de enfermería por algún medicamento. Justo hoy olvidé las píldoras para los dolores.
Entro y está sellando otros documentos que una chica le ha traído, la misma lo mira sellar y firmar embobada. Ruedo los ojos y espero a que termine. Luego de unos cortos segundos termina, levanta su vista, entrega los documentos y se cruza de brazos. La chica sale disparada cuando él la fulmina con la mirada.
Antonio me escanea de pies a cabeza y carraspea antes de hablar.
—¿Qué pasó con tu uniforme? —pregunta enarcando las cejas.
—¿Hasta ahora no se había dado cuenta que no lo llevaba puesto? —pr