Capítulo 8. Un enfrentamiento.

Emma se quedó viendo a Gaber, uno de los ayudantes de su padre, nerviosa y alerta. Sabía que si él descubría a Justin, no dudaría en llevárselo y entregárselo a su padre, lo cual podría poner su vida en peligro. Además, la mirada lasciva que Gaber le dirigía la hacía sentir incómoda, asustada y hasta asqueada.

—Gaber, ¿qué haces aquí? ¿Mi papá vino contigo? —preguntó tratando de distraer la atención del hombre de su cuerpo semidesnudo.

—¡¿Acaso lo estás viendo aquí, Emma?! —inquirió Gaber de manera desagradable, acercándose a ella de forma amenazante.

—No, pero ¿por qué estás aquí? —respondió ella, intentando mantener la calma.

—Por tu causa, Emma. Dijiste que venías a curar a un perro sarnoso que te habías encontrado, y tu padre me mandó para verificar que no lo estuvieras engañando. Pero no veo nada sarnoso ni enfermo en esa criatura horrorosa y desagradable que tienes en los brazos. ¿Estás engañando a tu padre? —preguntó con desdén, mientras observaba las gasas, vendas y medica
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