René Chapman
Detrás de mis ojos pasó un sinfín de escenarios que resultaban en la muerte de ese infeliz, por mi propia mano.
Coloqué sutilmente una palma en la cintura de Ivette, siendo muy consciente del pequeño sobresalto que ha tenido ante mi acto.
—Preciosa, encuentra a Julius. Te alcanzaré en un momento —dije con parsimonia, apenas reparando en sus brillantes y asustadizos orbes.
—René, no. —Su mano se entrelazó alrededor de mi brazo.
Aunque sus palabras habían sido firmes, el ligero temblor de su delicada mano logró captar mi atención.
—Estaré bien, preciosa —aseguré, soltando su agarre con mucha sutileza, para luego llevar sus nudillos a mis labios.
El nudo de su garganta subió y bajó, y aunque sé que quería cuestionar cada una de mis acciones, ella decidió seguir el camino de la cordura y se marchó, no sin antes darle un último vistazo al hombre que hasta el día de hoy había sido su esposo.
—¡Chapman! —El hombre que perfectamente podría haber sido mi tío, rio con estrép