Me quejo del dolor y él solo bebé el resto del vino en su copa para celebrar el daño que acaba de causarme, porque es un maldito que disfruta causar el dolor en los demás. Sin dejarme respirar, intenta sacarme otro fragmento, pero, yo agarro su mano.
— No te atrevas, Arnold. Esto duele. — Y eso que no te he desinfectado la herida con alcohol, eso sí debe de doler. — dice él sonriente.— Que no se te ocurra o sería un cumpleaños terrible.— Con tanto juego ya no es tu cumpleaños, ha pasado medianoche y sabes lo que significa. — dice él y yo agarro la botella de vino.— Celebración. — digo colocando la botella en su boca.Él lo recibe y me aleja la botella cuando casi lo ahogo con el vino, pero, parece que su resistencia al alcohol es muy bueno o simplemente, no he encontrado la botella de vino que requiero para noquear