127. Ese mafioso
MARTHA
«Gio debe estar en su despacho cuando escuchó el estruendoso sonido acompañado del temblor en la casa, debo mantener la calma»
Y eso era lo único que podía hacer para mantenerme cuerda y anclada al presente.
—¿Dónde está Diego? —me interroga de nuevo Miguel sin acercarse del todo a mí y gracias a Dios no lo hizo estaba rodeada de todos ellos, me sentía en medio de un nido de víboras y lo estaba.
—No te voy a decir dónde está mi hijo— levanté el mentón obstinada.
—Entonces me vas a acompañar a buscarlo— se quería acercar, lo que no sabía es que lo detenía. Yo sólo ignoré a Amos que parecía un cachorro detrás del viejo y eso hizo que me quitara algo del miedo que lo tenía.
—Ni loca te acompaño a buscarlo— mi soberbia crecía conforme él insistía y no quiero ir con él, aparte no sé en donde este.
—Vamos Marta— insistió acercándose a dos metros de mí —no estoy jugando— me advierte.
—Y yo no te digo que estés jugando, simplemente te digo que no te voy a entregar a mi niño, ni a ti ni