EPÍLOGO
Gio
20 años después
Estoy sentado en mi despacho, los años pasan demasiado rápido para mi gusto, Diego ya es todo un hombre y Juliette es toda una mujer que quiere salir y disfrutar y se me revuelve la bilis cada vez que quiere hacerlo.
Es una niña muy rebelde y consentida, inteligente e independiente que se parece mucho a su madre en algunas cosas, con mi nariz y los ojos de Martha, siempre supo cómo envolverme en su dedo y comprarme sino ya se encargaba Martha de suavizar el golpe.
Escucho un ruido en la puerta y mi bella esposa se asoma, ya tiene alguna canas en su cabello largo de color chocolate que le da distinción, su mirada sigue dulce a pesar de tener ese color de ojos que me ha hipnotizado desde el primer momento. Por eso no pude acabar con su vida en ese cementerio y menos mal no lo hice, me hubiera perdido de la verdadera vida feliz al tener a mi familia.
—¿Cómo va el trabajo? —pregunta terminando de entrar luego de darle la señal para que se acerque a mí.
—Bien, t