Eagle se sorprendió ante las personas que encontró sentados en el sofá de su casa al entrar por la puerta. Su cuerpo se tensó en respuesta y su ceño se frunció. Después de todo no estaba en buenos términos con los padres de Aria, y ahora mismo, tampoco con ella.
-Oh, ya llegaron- escuchó a Scarlet a su espalda exclamar. Ella estaba soltando a Rufus de la correa que entró sacudiéndose.
Él la miró por encima del hombro.
-¿Tú los mandaste a buscar?-
Ella se enderezó y le sonrió calmadamente.
-Sí, yo lo hice. Tengo algunas cosas que dejar claras antes de que nos vayamos y que haya más problemas- le pasó por al lado- Buenas tardes- ella saludó a los visitantes.
Un hombre de mediana edad, junto a su esposa, simplemente la miraron y no respondieron el saludo. A su lado su hija, Aria estaba con la cabeza cabizbaja, pareciendo una oveja asustada. Muy lejos de la realidad porque más bien era una maldita loba en piel de cordero.
-Vaya educación- murmur