Daniel ayudó a Celeste hasta el camerino de descanso. Celeste entró a cambiarse de ropa, Daniel mandó a buscar medicinas para la herida.
Cuando salió de nuevo, Celeste no esperaba que el hombre aún no se hubiera ido, y que además tuviera en las manos un spray y vendas de gasa.
Por supuesto que no "esperaba" que Daniel, una persona tan importante, la ayudara a aplicar medicina y vendar personalmente, así que extendió la mano para recibirlo:
—Gracias.
Daniel se lo entregó al verla así, y preguntó:
—¿Necesitas que busque a alguien para llevarte al hospital?
Celeste negó con la cabeza:
—No es tan grave, con descansar un poco estaré bien.
Daniel asintió, y cuando se preparaba para irse, Celeste miró su figura y de repente dijo:
—Oye...
Después de pronunciar esa palabra, Celeste se detuvo, sintiendo que había sido un poco grosera. Antes podía ser casual, pero ahora después de todo había recibido ayuda.
Mientras Daniel se daba vuelta, Celeste lo llamó:
—Señor Acosta.
Daniel la miró.
—¿Intervi