—Abajo en la planta baja también me insultaron, dijeron cosas horribles, inventaron rumores obscenos sobre mí y el chofer, y el secretario, incluso sobre ti...
Isabella se detuvo aquí, se mordió el labio con expresión de total desamparo y los ojos empañados.
—Además dijeron que eras un viejo decrépito de setenta u ochenta años, me pidieron que me arrodillara para limpiarles los zapatos, y que corriera desnuda...
Al escuchar esto, el rostro de Daniel se ensombreció y su presencia se volvió aún más opresiva.
—¡Señor Acosta, estas cosas no tienen nada que ver conmigo! No fui yo quien les dijo que dijeran eso —se apresuró a desligarse el gerente.
—Probablemente tenían rencillas personales con la señorita Fuentes desde antes, por eso... en fin, son conflictos personales entre ellas.
Daniel miró al hombre cobarde y temeroso, y con voz fría dijo:
—Entonces como jefe, ¿no tienes responsabilidad por la falta de disciplina? ¿Una agencia de modelos donde las modelos tienen esa clase de valores? ¿