—Ya sea estar encarcelada diez días o que me multen con quinientos mil dólares, lo acepto. Solo espero que esto no afecte tu relación con ellos.
Al escuchar a su hermana decir palabras tan comprensivas y desgarradoras, Daniel se conmovió, sus ojos llenos de ternura y cariño.
No pudo evitar extender la mano para acariciar la cabeza de la chica que había bajado la mirada admitiendo su error, con voz suave dijo:
—Aunque hayas cometido un error primero, ellos realmente se excedieron. Multa y detención, ambas cosas, claramente vieron que no tenías respaldo y que era fácil intimidarte.
Isabella levantó la cabeza en el momento oportuno, con los ojos empañándose de lágrimas, con aspecto lastimero.
—La detención en realidad no fue nada, en la cárcel había comida y bebida, las condiciones no estaban mal.
—Solo que no puedo pagar la multa de quinientos mil dólares, por eso pensé en subastar después el collar para devolver el dinero.
Daniel sintió mucha pena.
Quinientos mil dólares, ¿qué bolso de