—Naturalmente vine a darte una sorpresa, si te hubiera avisado, ¿no me habrías rechazado otra vez? —dijo Germán aprovechando el semáforo en rojo para voltear y guiñarle un ojo.
Con esa labia, Germán realmente estaba acostumbrado a conquistar mujeres.
—En la primera instancia, todavía no nos conocíamos bien, pero ahora que llegamos a la segunda, supongo que ya somos amigos —añadió Germán.
—Vengo como amigo a recogerte, no simplemente como abogado, tengo una buena razón.
Marisela lo miró, realmente tenía que admirar su habilidad para hablar, no era extraño que siempre tuviera éxito con las mujeres.
Mientras conversaban, llegaron al juzgado.
Al entrar a la sala, Germán recuperó su actitud seria y profesional, sosteniendo su portafolios lleno de material probatorio.
Aquí comenzó oficialmente el juicio de segunda instancia.
El abogado representante de Lorenzo insistía en reparar el matrimonio, con diez páginas completas de alegatos, expresando la inocencia del demandante y su arrepentimient