Con una expresión indiferente en el rostro, Celeste le entregó un archivo mientras le decía:
—Este es el archivo que el jefe necesita. Por favor, tráeselo a su oficina.
Joana se sorprendió un poco y no la entendió. Frunció el ceño:
—¿Qué pretendes?
Celeste le respondió fríamente:
—Tengo mucho trabajo que hacer y no tengo tiempo de entregarle el archivo, así que te toca hacer la chamba.
Joana entrecerró los ojos y sonrió con frialdad:
—Me estás tendiendo una trampa, ¿verdad? Seguro que has hecho algo al archivo. ¿De veras crees que me voy a tragar ese rollo?
Joana vio esto como una buena oportunidad para entregarle el archivo directamente a Lorenzo y tener un contacto directo con él. Pensó que Celeste no estaría dispuesta a cederle esa tarea tan buena.
Celeste se sintió un tanto impotente y respondió:
—¿No puedes revisar el archivo tú misma para ver si hice algo?
Hizo una pausa y continuó:
—Si a él le gustas tanto, ¿por qué debería ser yo quien le dé el archivo?
Celeste hablaba con un