Capítulo 365
Celeste mordió sus labios, sin decir nada.

Lorenzo la observó un rato, curvando más los labios. Sus largos dedos pellizcaron suavemente su rostro.

—Cuando Andrés nos trajo el desayuno, también vino con ropa. Dijiste que no te gusto, ¿pero aun así quieres monopolizarme? ¿Así es la justicia que dijiste? ¿Hum?

La ingrata no quería darle un hijo, pero luego se puso celosa en secreto. Lo primero lo irritó, pero lo segundo lo alegró. Solo ella podía hacerle sentir así.

Celeste se quedó perpleja por un segundo, volteando a ver las prendas, y notó que todas tenían etiquetas. Eran completamente nuevas… De repente se sintió un poco abochornada.

—Ya se me hace tarde, voy a cambiarme primero —dijo con desgano, tomando un atuendo del armario y luego se dirigió al baño.

Lorenzo extendió la mano para tomar la ropa que ella había elegido, mirándola con una mirada opaca e indescifrable.

—Yo te ayudo a cambiarte.

—No es necesario, puedo hacerlo yo sola.

—¡Entonces no salgas de aquí hoy!

Ya era bastante
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