Cuando Diana se despertó parpadeó aturdida sintiendo el frío de la noche rozándole la piel que se puso en punta por el contacto.
Escuchó el murmullo de las voces no muy lejanas a ella y escuchó el crepitar del fuego cerca de su piel.
Analizó su entorno al mismo tiempo que fingía dormir recalculando lo último que vio.
Su conmoción al ver a Aris, el mismo Aris que había conocido desde que era una niña casi convirtiéndose en otra persona frente a sus ojos.
Ni siquiera tuvo demasiado tiempo para poder captar demasiado el cambio pero ella había sentido su esencia cambiar.
"¿Qué es esto? ¿Cómo pasó? ¿Dónde estamos?"
Ella agudizó su oído para escuchar la conversación de los dos machos.
—¿Cómo está Einar? —incluso su voz sonaba mucho más masculina y madura.
Atractiva y seductora.
—Él está esperándolos, amo. Está feliz por su regreso.
"¿Quién demonios es Einar? ¿Y por qué su nombre me resulta familiar?"
Diana miró a su alrededor y esperó a que ellos se durmieran.
Era obvio que estaban buscando