Dana miró fijamente a la bruja antes de deslizar su atención a su cachorro.
Sabía perfectamente que él estaba haciendo todo para no derrumbarse en ese momento. Kieran había pasado por demasiadas cosas y por más que ella hubiera querido protegerlo, simplemente no lo había conseguido.
Kian también sentía que le había fallado pero nadie tenía la culpa del secuestro de Aisha. Sin embargo, nadie de su familia iba a permitir que la hembra se quedara lejos de todos en el Mirador del Valle.
—Gala, sé que a veces no puedes decir mucho, pero necesito que me digas si esto va a ayudar a Kieran. No quiero que mi cachorro siga sumergido en el dolor. Ha pasado por mucho desde que era un bebé.
El cabello plateado de la bruja brilló gracias a los rayos de la luna. Por un momento Gala se detuvo de lo que estaba haciendo antes de alzar la vista hasta la hembra.
Una sonrisa tensa cubrió los labios de Gala lo que provocó que Dana temiera.
—No te preocupes… van a superarlo.
Eso no la llenaba de tranquili