99. Moverme con presición
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Selena
Necesitaba moverme con precisión esta vez. Un plan de escape empezó a tomar forma en mi mente mientras permanecía acostada en la cama del hospital. El doctor Lancaster insistió en que terminara el suero y el hierro que ya estaban conectados a mi intravenosa, así que decidí cerrar los ojos.
Ya le había pedido al doctor Lancaster que no dijera nada de mi embarazo y prometió callar así que tengo poco tiempo para moverme fuera de escena.
No sé en qué momento me quedé dormida, pero al día siguiente me desperté cuando los rayos del sol golpearon mi rostro. Resoplé, queriendo dormir un poco más, pero no tenía ese lujo. Debía ponerme en pie e irme.
Justo cuando me senté en la cama, balanceando las piernas para bajarlas, noté una presencia frente a mí.
Una mujer estaba sentada en una silla de ruedas, mirándome fijamente.
Solté un suspiro de hastío.
—Señora Lennox —hablé con desdén—, ¿viene a desearme buenos días?
El sarcasmo y la burla en mi voz fueron evidentes.
La anciana resopló c