100. Está de vuelta
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Zaira
El avión finalmente tocó tierra, y aunque el aire cálido que me recibió al abrir las puertas era reconfortante, no pude evitar sentir una mezcla de emociones. Había pasado tanto tiempo desde que dejé este lugar, pero no podía decir que estuviera completamente lista para regresar. Las niñas dormían plácidamente a mi lado, ajenas a todo lo que había sucedido en el tiempo que estuvimos fuera del país.
Suspiré, me levanté y ayudé a las niñas a salir. Mientras caminábamos hacia el área de recogida de equipaje, vi un grupo de personas esperándonos. Gabriel, Frederic y Samuel estaban allí, de pie, sonriéndome. Mi pecho se apretó al verlos, y un nudo se formó en mi garganta.
Gabriel me sonrió con una expresión de alivio, y Frederic, con un inusual entusiasmo, sostenía una pancarta que decía “Bienvenida a casa”. Mi corazón se aceleró un poco. No esperaba una bienvenida tan cálida.
—Zaira, finalmente estás de vuelta —dijo Gabriel, acercándose a mí con una suavidad que no había mostrad