XLIII. Confesión a lo grande
- Vale, por favor solo dame unos minutos- le dijo Oliver, aprovechando que la chef estaba sola en el poco iluminado estacionamiento.
Desde esta tarde se había encerrado en su cuarto y solo había visto a Matt. Oliver sintió la punzada de los celos, pero decidió no seguir por ese camino porque solo agregaría más sentimientos negativos a su vida.
Valerie se estremeció al escuchar su voz a su espalda. Tenía la esperanza de poderse ir sin tener que enfrentarlo.
Parece que cuando el magnate estaba involucrado en el asunto, ella pasaba de ser una mujer valiente, a una total cobarde, que huía siempre del dolor.
- Oliver- le respondió suspirando y girándose para enfrentarlo.
Oliver estaba cerca de ella, debajo de la bombilla de luz amarilla del estacionamiento.
Vestía un atuendo informal como los que llevaba todos estos días y Valerie aún recordaba demasiado bien, el tonificado cuerpo que estaba debajo y lo bien que se sentía cuando este hombre la tocaba.
Era imposible olvidarlo, si cada vez q