Por Gonzalo
Al mediodía siguiente almorzabamos en la casa de Luz, con su familia y la mía.
Me recibió con una sonrisa burlona.
-Lo hiciste a propósito.
Le dije por todo saludo.
Ya estaban todos, yo llegué último.
Tiziano se reía.
-Juro que yo no lo sabía, pero mi novia es muy inteligente.
-Es verdad.
Le concedo la razón a mi hermano.
Anunciaron su casamiento y su mudanza, mi padre iba a vender, a través de su inmobiliaria, el departamento en donde nos hallábamos.
El almuerzo fue en armonía.
Mi madre estaba feliz, no puede disimular el cariño que le tiene a Luz.
En este momento comprendo mucho mejor, el ¿Desprecio? Que sentía por Marta.
Aunque yo no la consideraba tan mala persona como mi madre creía que era.
Cuando le pregunté a mi cuñada por Debi y ese muchacho, no me dijo mucho.
Tiziano no sabía de dónde habían salido ninguno de los dos muchachos que estaban anoche con Debi y con Soledad.
-Terminé, en forma definitiva, con Marta.
Le dije a mi madre, espero que se lo cuente a Débora.