Capítulo 208: Yo no soy...
Anna
No puedo hablarle, no puedo hablarle. Tengo demasiado miedo de levantar la vista hacia él.
- ¿Se te ha comido la lengua el gato? ¡Mírame cuando te hablo!
Levanto la cabeza hacia él y nuestros miradas se cruzan.
- Le escucho.
- Señor, quería pedirle un favor.
Él estalla en risas cuando le hablo de favor.
- ¿Quieres un favor?
Se levanta y viene hacia mí, empiezo a sentirme mal porque gira a mi alrededor como un tiburón blanco alrededor de un humano.
Se coloca detrás de mí, siento su aliento sobre mi cabeza. Lo oigo gruñir en mi pelo:
- No pudiste satisfacerme como era debido anoche... y... ¿esta mañana vienes a pedirme un favor?
¿Crees que hago caridad aquí?
- No, señor.
¿Y por qué te haría un favor? Entonces, de rodillas, muéstrame lo que puedes hacer con tu boca.
Él vuelve a instalarse en su sillón.
- Desvístete.
- Señor...
- No me hagas perder la paciencia.
Empiezo a quitarme la ropa.
Me encuentro desnuda.
- Da una vuelta por la habitación para que pueda contemplar tu cuerpo.
¿