Sarah

- Pero, mamá, ¿cómo puedes estar tan segura?

- Porque conozco a sus padres, los han educado bien. Respetan a la mujer.

Pero tú, ¿qué piensas de casarte con dos hombres?

- Me pregunto si es legal.

- Sí, lo es, porque en realidad, el nombre de uno será el que esté en los papeles y el otro en la vida real te demostrará que también le perteneces.

- Pero mamá... son demasiado salvajes. Me comerán cruda.

- ¡Y estoy segura de que te encantará!

Lo dice con una sonrisa enigmática.

No busco entender más lo que quiere decir.

- Ahora, debemos buscar el vestido que mejor te quede.

Me da un catálogo y me pide que elija.

- Pero es demasiado pronto y aún no he dicho que sí.

Ella se echa a reír cuando le hablo:

- Salvo que ya tienes sus anillos en el dedo, de esta manera no puedes echarte atrás. Así que, hija mía, no te preocupes, no les conviene hacerte daño.

Así es como elijo mi vestido y dos horas más tarde, cada uno se va a su habitación. Camino hacia la mía y los veo seguirme como si fuera