Antes de que Rebecca pueda dar una respiración completa, la boca de Liam ya está sobre la suya encendiendo su sangre en llamas. Su olor a menta y a roble, la llena, la absorbe haciéndola sentir todo de forma magnificada, como si él estuviese por todos lados.Liam se presiona contra ella, volteando su espalda contra la pared ahogándola en su sabor mientras ella piensa que él es su nuevo aroma favorito, huele a su deseo más oscuro, a pecado.Las manos de su jefe trazan sus costillas, bordeándolas a un ritmo lento, pero ejerciendo presión, electrificando los nervios de ella y quemando sus sentidos.En todas las imágenes de Liam Edwards, en todos sus sueños más salvajes, Rebecca jamás soñó con algo tan apasionado como lo está siendo la realidad. Él se detiene justo antes de tomar sus senos, levantando la cara para verla a los ojos.ꟷNecesito que sepas que, si esto no es lo que quieres, puedes cambiar de opinión en cualquier momento, solo tienes que decírmelo y me detendré de inmediato ꟷdi
Rebecca no hace más que disfrutar la sensación de la piel caliente de Liam bajo sus manos y, en cuestión de segundos, se encuentra tumbada en la cama.ꟷDe rodillas ꟷle ordena Liam.La voz de él es exigente y no deja lugar para dudar o desobedecer, así que, obediente, Rebecca se pone de rodillas sintiéndose más que excitada.ꟷBien, ahora tendrás tu premio ꟷdice él quien parece estar preparado para marcar cada centímetro del cuerpo de la pelirroja y ella no puede pensar ni una sola razón para quejarse.En cuestión de segundos, los labios de Liam están en su cintura, mordisqueando su cadera, recorriendo cada centímetro de su piel con su cálida lengua, abriéndose un lento camino de tortura, uno que ella no es capaz de soportar más tiempo y, tomándolo por los hombros, lo jala hacia ella para volver a besarlo, pero él no se mueve.Liam le avienta una palmada en el trasero, ella gruñe y tira de su pelo, sin embargo, se da cuenta que retarlo solo irá en su propia contra.ꟷ¿Verdad o reto, seño
El sol irradia en las ventanas y refleja directo en la habitación donde Rebecca y Liam yacen en la cama. Ella es la primera en moverse, pero, luego, el peso que siente en su cintura se mueve también. Alguien la está apretando más cerca y es cuando ella se congela.No era un sueño lo que había tenido la noche anterior, todo fue real y ella está ahora en la habitación de Liam Edwards. Acaba de amanecer en la cama de su jefe después de una noche de sexo desenfrenado.Su cerebro se niega a apagarse cuestionándose todo lo que compartieron hace solo cuestión de unas pocas horas, sin dar crédito y sin querer creer que en verdad se atrevió a dar el paso.“No puede ser, no me pude haber acostado con mi jefe. No hay manera, no puedo convertirme en una más de esas chicas que salen llorando desconsoladas de su oficina cuando él las rechaza después de haberse aburrido de ellas… pero, no puede ser tan malo, anoche me despertó dos veces ansioso de más, quizás nunca tenga suficiente de mí”.ꟷ¿Eres co
Los ojos de Rebecca se abren de par en par pensando que, si Maya los encuentra, todo se podía arruinar en cuestión de segundos. Habían estado teniendo una excelente mañana después de una exquisita noche y lo menos que desea en esos momentos es que la burbuja en la que estaba viviendo hace apenas unos segundos, se explote.En el poco tiempo que han compartido, Rebecca le ha tomado mucho cariño a la pequeña y le encanta pasar tiempo con ella, pero justo en ese momento, es la última persona a la que quiere ver. El corazón le late desbocado en su pecho porque teme que Liam se eche para atrás después de lo que acaban de hacer, que finalmente se dé cuenta de que todo fue un error y la deje antes de que tengan la oportunidad de comenzar algo.Maya no le da tiempo a ninguno de los dos adultos a pensar en una solución, ni siquiera hay un margen para que Rebecca pueda esconderse entre las sábanas. Para la suerte de todos, Liam finalmente reacciona y le grita a su hija:—Espera un minuto, Maya
Las palabras de Liam salen de su garganta con una voz ronca repleta de placer, un ruego que viaja directo hasta la entrepierna de Rebecca mientras esta piensa que hay algo pecaminosamente erótico en sentir el tacto rudo de la mano de él y verlo provocarla en el espejo.Liam parece saber justo lo que ella está pensando porque ve sus ojos en el reflejo.‒Tú solo tienes que observar. Ve lo que te puedo hacer, nena.Sus dientes se cierran en el lóbulo de su oreja haciendo que un sonido de sorpresa se escape de la garganta de ella. El sonido se transforma en un gemido cuando deja ese punto, cuando la deja deseando más para luego, besarla por todo su cuello.Sus manos no se detienen, tocan sus senos y sus pezones y ella arquea su espalda haciendo que estos se ajusten a la medida de las manos de él, empujándose cada vez más fuerte contra ellas, ansiosa de sentir más roce.‒Ojos al frente ‒le ordena él cuando ella inclina su cabeza hacia un lado y amenazan con cerrarse.Él da la vuelta y se c
Rebecca se toma un momento en el que finge estar pensando qué hacer, luego, con un gesto de su mano le indica a Liam que guíe el camino.ꟷAdelante ꟷle dice.Liam sonríe de forma maliciosa y la toma en brazos, cargándola hasta la regadera.ꟷTuve que dejar que se calentara, no quería que te diera frío.ꟷQue galante por su parte, señor Edwards, quién lo diría, es usted todo un caballero.Ella coloca sus manos alrededor de su cuello. No importa que hace solo cuestión de minutos, él estaba en su interior, no importa lo mucho que haya sentido su piel, Rebecca no se cansa de él, de la sensación que le ofrece su cuerpo contra el de ella.Inclina su cabeza hacia abajo, recorriendo todo su tronco, viendo la forma en la que el agua cae por sus abdominales fabulosos, en una dirección directa hacia donde sus pieles colisionan.La mirada curiosa es todo lo que Liam necesita y, en cuestión de segundos, ya está duro para ella nuevamente, rozando su trasero sugerentemente y acelerando su ritmo cardiac
Esa misma noche, después de todo un día sonriéndose el uno al otro a escondidas y de miradas furtivas, Maya, Liam y Rebecca decidieron ir a por el tour nocturno por el Gran Cañón.Las comisuras de la boca de Rebecca se curvan hacia arriba mientras observa lo feliz que la pequeña Maya está y lo bien que se ve Liam a la luz de la luna.En un momento, Liam se acerca por detrás de Rebecca y suavemente le susurra al oído:ꟷEstás hermosa esta noche. Si fuera un ladrón , te robaría y te llevaría conmigo para nunca devolverte.ꟷOh, no haría falta que me raptaras, a decir verdad, yo iría contigo por mi propia voluntad.ꟷEres demasiado buena conmigo, Martin.ꟷEspero que nunca lo olvides ꟷrepone ella.La suave voz de Maya los saca de su pequeña burbuja. La niña no ha guardado silencio desde que comenzó el tour y ha atormentado al guía con preguntas una seguida de otra.ꟷ¿Hay algunas cornalinas cerca?ꟷ¿Las de color naranja? Pues sí. Aunque, a decir verdad, todo es muy naranja por aquí, por si no
Las palabras de Liam destruyen el poco ápice de cordura que le quedaba a Rebecca dentro. Ya le costaba controlarse teniéndolo tan cerca, escucharlo diciéndole semejantes frases, es demasiado para ella.–Quiero sentir qué tan caliente y húmeda estás –continúa diciéndole él.–Hazlo, por favor –le suplica ella a modo de respuesta y Liam cae de rodillas al suelo.Con sumo cuidado, baja sus pantalones y su ropa interior los sigue. Liam la recarga contra una piedra grande que se encuentra tras ella, y, luego, sin aviso alguno, su lengua se enreda en su sexo.–Sabes endemoniadamente deliciosa ¿Ya te lo había dicho? –Liam da otra lamida– Sabes a sal y a miel a la misma vez. Dulce, salada y deliciosa, la combinación perfecta para volverme loco.Su nariz roza su clítoris y ella coloca sus manos en los hombros de él para sostenerse antes de que sus rodillas pierdan la poca fuerza que les queda.–Estás tan caliente y húmeda, nena. Casi espero que salga humo de ti –dice é