Meghan medio suspiró, medió gimió al sentir la suave caricia recorrer la piel de su espalda desnuda. Se movió inquieta y el vello de la nuca se le erizó cuando las sábanas fueron deslizándose del resto de su cuerpo.
Era un nuevo día, un nuevo despertar y tenía la sensación de que no sería cualquier día, podía adivinarlo por el aroma impregnado en la habitación.
—Feliz cumpleaños, mi amor —susurró Patrick, pegando los labios a la oreja de Meghan, enviando un escalofrío por todo su cuerpo.
Meghan se estiró sobre la cama, se giró para quedar frente a Patrick, él gimió al ver su pecho desnudo, se inclinó sobre ella y le dio un corto beso.
—Buenos días, cariño —la saludó, sin apartarse, acariciándole los labios.
Ella tembló nuevamente, su cuerpo se tensó cuando la rosa se resbaló de su pecho a su vientre plano.
—Buenos días, amor —jadeó ella con cierta dificultad, mirándolo con ojos brillantes y seductores.
Patrick quería decirle tantas cosas, pero no encontraba las palabras precisas para